“Se buscan petroglifos”, avisa el afiche difundido por el área de patrimonio del Ente Cultural de Tucumán (ECT). Además del aval del Gobierno provincial y del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl), el cartel muestra los teléfonos de la Dirección de Patrimonio, de la Fiscalía de Estado de la provincia y de Interpol Argentina, a los cuales hay que llamar para hacer una denuncia o para dar datos.

Según se explica, se trata de bloques de piedra con grabados de animales (llamas y serpientes), desaparecidos en la zona de El Carrizal (sierra de Quilmes). Y se advierte que están considerados patrimonio protegido por las leyes N° 7.500 (provincial) y N° 25.743 (nacional). En consecuencia, su sustracción implica la comisión de un delito federal.

Osvaldo Díaz, director de Patrimonio del Ente, explicó a LA GACETA que la búsqueda se puso en marcha a partir de una denuncia informal que realizó Lía Acosta, una ciudadana habituada a recorrer los cerros de la zona. En uno de sus paseos, algunos meses atrás, Acosta notó la ausencia de los objetos arqueológicos en el emplazamiento donde ella misma los había fotografiado en años anteriores.

Díaz relató que a partir del aviso las autoridades del ECT activaron un protocolo que arranca con averiguaciones para determinar si durante ese lapso la Policía había registrado algún secuestro vinculado al caso. Tal acción arrojó resultados negativos. En paralelo, se contactaron con organismos nacionales e internacionales especializados -entre ellos el Inapl e Interpol-, sin que se registraran antecedentes o actuaciones relacionadas.

Sin certezas

En paralelo, Acosta se comunicó con Delfín Gerónimo, miembro de la comunidad indígena de Tafí del Valle, quien verificó en el terreno la ausencia de los petroglifos grabados. “Esto fue determinante, porque el Estado no puede hacer público que está buscando algo cuando no se tiene la certeza de su desaparición”, explicó Díaz.

El arqueólogo relató que los objetos habían sido registrados en 1931, a partir de documentaciones realizadas antes de 1904 por Adán Quiroga, destacado investigador del folclore y de la arqueología del NOA. En 2014, Javier Nastri -doctor de la Universidad Nacional de Buenos Aires e investigador del Conicet- relevó el sitio, y constató la presencia de los petroglifos en su ubicación original.

“En el caso de este monolito, se nota que se desprendió de un bloque más grande. El lugar donde se encontraba es de difícil acceso; no estaba al alcance de la mano”, dijo Díaz. Y especuló con que alguien se lo haya llevado: “acaso una persona que tenga casa en Santa María o cerca de las ruinas de Quilmes lo tenga para exhibirlo ante unos pocos”.

Díaz dijo que, en general, los elementos arqueológicos de la zona datan de un período que va del 500 al 1400. “Oportunamente, Nastri precisó que el petroglifo que buscamos se habría originado durante el período más tardío, cercano al año 1400”, remarcó.

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El funcionario del ECT aclaró que el hecho de que un ciudadano común tenga en su casa un objeto arqueológico no implica, necesariamente, que haya cometido el delito de robo de patrimonio. “A lo mejor lo tiene por algún otro motivo. Pero la legislación obliga al Estado a registrar esas colecciones; y los tenedores de estos objetos deben permitir su estudio por parte de la comunidad científica, cuando esta lo requiera. Actualmente, en el área de Patrimonio del ECT tenemos registradas 17 colecciones, de las cuales entre ocho y nueve son privadas”, detalló.

Subrayó, además, que en caso de que los petroglifos aparezcan, el ECT no se los quedará. “Estos objetos deben permanecer en el lugar donde corresponden, donde las comunidades los grabaron; porque para ellos representaban algo. Si apareciesen -y somos optimistas de que así será-, la idea es que vuelvan al sitio donde estaban, y acaso que allí se pueda hacer un centro de interpretación o algo así. En cualquier caso, pediremos un aporte a las comunidades originarias, que siempre trabajan con nosotros; y veremos en conjunto qué se puede hacer”, señaló.

Finalmente, Díaz adelantó que en los próximos días la Interpol difundirá una lista con objetos perdidos de características similares a este, junto a la advertencia de que en el caso de que alguien se los haya llevado habrá cometido el delito federal de robo de patrimonio. “Estamos en contacto con la Fiscalía de Estado. Que el Gobierno nos esté apoyando significa mucho para nosotros”, apuntó Díaz.